jueves, agosto 13, 2009

X. eliot

los gritos de los soldados que salen por las ventanas de las tabernas y el hielo que recubre la ciudad de un verde sucio. yo camino por las calles parisinas adentrandome más en la noche. sé que no debería andar solo a estas horas y más en esta época. la guerra estalló y estamos en tiempos difíciles y cualquier es sospechoso. pero no puedo quedarme de brazos cruzados mirando el techo y las sombras jugar contra mi pared. a veces pienso en Eliot cuando huelo las calles y recuerdo su consejo: "a veces es muy sabio saber cuándo cerrar los ojos".

en el otro rincón de la ciudad las prostitutas se juntan alrededor de un tacho encendido. colocan sus manos para calentarlas mientras esperan la demanda de algún caballero. ellas trabajan para hacer el dinero que no logran con su trabajo diurno en la fábrica. las veo ahí reunidas alrededor del tacho y entonces llega otra de ellas con una canasta. se alejan del fuego y se pelean por lo que comer. y mientras las veo como animales hambrientos sueño con Eliot pero lo hago discretamente porque a veces es sabio aprender a cerrar los ojos.

sí, pienso en esas palabras de Eliot. las que dijo antes de partir. pero yo ahora mientras rehago mi vida me pregunto qué tan seguro estaba él? hasta dónde tenía él la razón? yo le dije que sí, que huiría con él. le dije que tenía esperanzas... pero mentí.

ay, la ciudad en invierno con sus alcantarillas con vapor son lo que más me gusta en estas noches bélicas. hay que pensar en lo lindo en estos tiempos jodidos. les das la mano y te toman el hombro, muerden la mano que les da de comer. no se puede confiar en nadie. y gracias a este hijo de puta hace días no puedo dormir. él y su sufrimiento infectan mis sueños. y no se da cuenta, no lo sabe... que mi alma ahora cambió de decisión.

cuando llegué al muelle lo busqué. pero no había nadie. seguí sus indicaciones al pie de la letra. evité a los guardias para que no me vieran desetar y las prostitutas hambrientas ni me notaron al pasar. superé mis dudas hasta mis miedos alejé. pero Eliot se fue.

él había insistido tanto que me dejé llevar. tan tranquilo y tan sabio... juro que hasta el Premio Nobel le habría dado. dijo haber encontrado un lugar para ser feliz, para que no nos juzguen.

él dijo que tenía esperanzas.

......... mintió.



El Barón McBeal.-

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