jueves, diciembre 10, 2009

XXVII. el hombre de las mil caras

el hombre de las miles caras se sienta a la mesa. come un pequeño terrón de azucar y sonríe a la luna como si la conociera. sus palabras calladas como lo son las manchas sobre el mantel lavado en un río. manchas que intentan cubrir o al menos de fundir con el estampado. "bueno" es mejor que "perfecto". rasguña hasta que tus dedos sangren. y yo lloro por cosas que le digo a otros que hagan sin llorar.

él solía ir a su librería favorita y arrancaría sus páginas favoritas y las guardaría en su bolsillo. y la luna para él era una extraña y ahora se sienta a la mesa, junto a la ventana, y comienza su silenciosa ascenso sin las entrometidas instrucciones de los demás hacia un lugar sin relgión. encontró el camino hacia nuestra singularidad. y come un pequeño terrón de azucar y sonríe a la luna como si la conociera.

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