- Me fui a Barcelona y conocí a un hombre amoroso. Él se frotaba el dedo de la alianza pero era curioso que no tenía ninguna alianza en él. Y te digo que él sabía todo de la vida y sus besos estaban todos en su mirada. Igualmente, yo sabía más que él en ese entonces sobre la vida y el desamor pero no me importaba: yo quería estar a su lado. A los dos días de conocerlo, estaba yendo a la universidad con la ventana baja del taxi y el verano en el viento. Quería preguntarle al taxista por él y si le conocía pero, ¿cómo habría de empezar? ¿qué podía él saber?...
Continué la historia contándole de mis estudios cursados, de mis compañeros de piso en el departamento del centro y de mis noches de alcohol y descontrol por la ciudad. Pero lo que no le dije nada más de aquel hombre de la alianza que sabía todo de la vida y que tenía sus besos todos en su mirada porque yo sabía más, sí, yo sabía más... yo sabía que estaba ahora en Buenos Aires y yo seguía deseando estar a su lado...
